Shelley Lubben creyó que estaba lista para actuar en su primera películas pornográfica. Quedó en ‘shock’: “Cuando entré al escenario, era como una iniciación satánica. Era tenebroso, oscuro, raro y no tenía para nada el aire de prostitución. Sabía que estaba en el territorio del demonio, esta era la frontera final de Satán”.

Durante el pequeño ritual satánico que siguió ella tocó fondo: “Vendí lo que quedaba de mi corazón, mente y feminidad a la industria pornográfica y la mujer y la persona en mí murieron completamente en escena”.

Entonces algo destacable comenzó a suceder; los instintos de sobrevivencia de Shelley afloraron y la reconectaron con el Dios cristiano de su infancia y después de tomar un período largo y lento de recuperación de su penosa experiencia, comenzó una cruzada para exponer la realidad de la industria pornográfica.

Ella se ha promovido a sí misma como una figura pública caristmática en el mejor estilo de un televangelista, contando la historia de su vida de una forma confesional como un modo entretenido de hacer llegar su mensaje. El centro de su operación la “Pink Cross” (Cruz Rosa), una institución de caridad que lanza fieras campañas de activismo y recolecta información sobre la industria.

Hay un trasfondo de verdad en trabajo de Shelley; detrás de cualquier velo delgado de glamour con el que puedan enmascararlo: las estrellas porno son prostitutas. Borra cualquier noción en tu mente de una glamorosa ‘estrella porno’ ahora.

Usando la investigación de Shelley, he escrito este artículo con la esperanza de que actúe como una llamada de atención para los hombres en el mundo occidental con una fuerte adicción a tan patético acto, auto-complacencia con videos de prostitutas en acción.

Motivación

Las estrellas porno raramente comienzan en este negocio por un amor al exhibicionismo sexual. Junto con la pobreza y familias desintegradas, el abuso en la niñez es bastante común.

Shelley dijo: “Muchas actrices admiten haber experimentado abuso sexual, abuso psíquico, abuso verbal y rechazo por sus padres. Algunas fueron violadas y abusadas por sus vecinos. Cuando fuimos niñas pequeñas, queríamos jugar con muñecas y ser mamás, no tener hombres que asustan encima de nosotras. Así nos fue enseñado a temprana edad que el sexo nos hacía valiosas”.

A menudo se trata de jovencitas recogidas por proxenetas. El único escape para salir de un círculo de abuso es entrar en otro, no pueden salir del dolor así que van tras más de lo mismo. Adelentémonos unos años en sus vidas y nos encontramos con estas chicas en estado zombificado, ebrias y drogadas en un set de filmación porno donde ellas reviven el mismo abuso que experimentaron de pequeñas.

Shelley continúa: “Las mismas violaciones que experimentaron en aquel entonces, revivimos mientras actuamos y hacemos nuestros trupos para ti enfrente de una cámara. Y detestamos cada minuto que pasa en ese momento”.

Crissy Moran fue una famosa y exitosa “estrella porno”. ¿Lo disfrutó?

“Pasé por más experiencias que destrozaron mi corazón y me convertí en suicida. Me llevaban al hospital por ataques de pánico. Tomaba sobredosis de Xanax, me estrangulaba y me cortaba las muñecas, pero nada era suficiente. Me asustaba el dolor. Le rogaba a Dios que me llevara de este mundo! Me sentía sin remedio. Incluso fui a la iglesia por unos cuantos meses pero la culpa que sentía fue tanta que no lo soporté. Tenía que escoger y una vez más escogí seguir pecando. Era lo más fácil y necesitaba el dinero”.

Brutalidad

La brutalidad de la mayoría de los videos porno es obvia para cualquiera que vea uno. Un filme típico consiste de uno o dos tipos enormes y musculosos teniendo sexo violento con una chica.

Los usuarios de la pornografía nada más observan un video bien editado. Ellos no ven lo que pasa detrás de escenas; las chicas que está llorando y son enviadas para afuera del estudio de grabación porque no pueden aguantar los actos sexuales violentos en los que les piden participar. Jersey Jaxin explica lo que le espera a una actriz en esos sets: “Hombres que te golpean en la cara. Tienes semen de muchos hombres en toda tu cara, en tus ojos. Te violan. Tu alma se puede escapar de tu cuerpo. Es la de nunca acabar”.

La primera vez ante las cámaras para una chica puede ser de lo más horrible. Ella está desorientada ante las luces birllanes y el sexo es chocantemente violento. La experiencia es más parecida a una abusiva abducción alienígena que a un acto sexual placentero. Así es como Genevieve describió su primera escena:

“Fue una de las peores experiencias de mi vida. Fue tenebroso. Estaba en una escena violenta. Mi agente no me hizo saber lo que me esperaba … Lo hice y estaba llorando y ellos no pararon. Realmente fue violento. Él me estaba golpeando adentro. Dolía. Me asustó más que cualquier cosa. No se detenía por nada. Simplemente seguían filmando”.

Su horror contrastaba con la indiferencia total del equipo de filmación

“Tenía fluídos corporales en toda mi cara que tenían que estar ahí encima por más de diez minutos. El abuso y la degradación eran difíciles. Sudaba y padecía mucho dolor. Encima de la experiencia ya de por sí horrible, todo mi cuerpo me dolía y pasé irritada el día entero. Al director simplemente no le importaba como me sentía; él solo quería terminar con el video

Cualquier artificio de contro que tenía esta chica ahora ya fue removido y Lubben ha descrito lo que queda de la experiencia como “pequeñas jovencitas traumatizadas viviendo con anti-depresivos, drogas y alcohol representando nuestro dolor en frente DE TI que continúas abusándolas”

Drogas

El sexo que ves en la pornografía no es ninguna mentira; drogas para intensificar el apetito sexual son usadas en el set de grabación. “Las drogas son bastantes. Están usando viagra. Es antinatural. Las chicas tomarán xanax o vicodin”, de acuerdo a Sierra Sinn. No es de extrañar que el sexo sea tan vicioso.

Tal vez debería a ver una adverencia debajo en el video que se exhibe haciendo notar que los actores están drogados e incluso diciendo de qué drogas se trata: Gary usa Viagra y cocaína. Candy bebió media botella de Jack Daniels y además fumó algo de Crack. Disfruten el video.

La mayoría de las estrellas porno toma drogas, de hecho ellas trabajan en la industria porno para pagar por su adicción a las drogas. Las chicas están traumatizadas y se ponen dopadas para nulificar su dolor, como te lo dice Becca Brat: “Salía con mucha gente en la industria pornográfica, todos desde la oficinista hasta la chica nueva en el set. Todos tenían los mismos problemas. Todos se drogan. Es un estilo de vida vacío tratando de llenar el vacío”.

Sin embargo es un vacío que no se puede llenar y el abuso de drogas se convierte en una espiral más y más fuera de control que pone las vidas en peligro. Brat dice: “Me hice terriblemente adicta a la heroina y al crack. Me sobre-dosificaba al menos tres veces, me golpeaban – la única razón por la que estoy ahí es gracias a Dios”.

Pregúntale a un joven cuando fue la última vez que vió a un drogadicto; lo más probable es que se haya deleitado viendo a uno esa misma mañana.

Enfermedad

No debe de sorprender que las enfermedades de transmisión sexual estén al nivel de pandemia en la industria pornográfica.

Con la clamidia, gonorrea y herpes pasando de un actor al siguiente hay una estela de enfermedad en el set pornográfico. De hecho, actúan como laboratorios para la creación de nuevas enfermedades sexuales, tales como la nueva “herpes de la garganta”.

Cuando la enfermedad se agrega a la naturaleza traumática de ser una actriz porno, cualquier calamidad es posible, como lo descubrió Tamra Toryn: “Me enfermé de una forma moderada de displasia del cérvix y más tarde ese mismo día me enteré que estaba embarazada. Solo tenía una opción que era abortar el bebé durante mi primer mes de embarazo. Fue extramadamente doloroso a nivel emocional y físico. Cuando todo acabó, lloré con todo mi corazón”.

La mayoría de actores y actrices desarrollan una forma de enfermedad sexual durante su carrera y algunas son mortales. Cada vez que un actor se para ante la cámara están jugando la ruleta rusa con sus vidas.

Lara Roxx contrajo una enfermedad sexual mortal durante una grabación, conociendo todavía los riesgos. Ella dijo: “Deberíamos de pensar en estos temas ahora mismo, para cambiar todo alrededor de modo que sea un puto negocio seguro. No es un negocio seguro y pensé que lo era y no habría hecho esa escena sin condón con Darren James si no se me hubiera cruzado por la mente que esos test no eran buenos y que no podía confiar en él o en las personas con las que se había acostado. Pensé que las personas en la industria pornográfica eran las más higiénicas en el mundo”.

No hay nada de limpio en lo que respecta al negocio sucio de la pornografía; se trata nada más de prostitutas enferemas teniendo sexo con otros prostitutos enfermos.

Ahora, resulta increíble pensar que se ha convertido de lo más habitual para los jovencitos mirar videos de mujeres siendo abusadas para su entretenimiento solitario. Es legitimizado por el silencio de los medios, el sistema educativo y los grupos religiosos que rara vez lo denuncian.

Un hábito hacia la pornografía puede contaminar terriblemente la imagen de la mujer y del sexo que un hombre puede tener. Él se convertirá en un tipo cínico y creerá que cualquier buena cualidad que una mujer tenga sea una máscara que puede esconder su verdadera escencia; es decir, la prostituta que él ve en las pantallas.

Shelley fue esa chica en las pantallas. Casi la mató. Lo que la salvó fue su elevación espiritual a tal nivel que pudo hacer juicios entre el bien y el mal. Cuando ella despertó para ver los demonios que pululan en la industria pornográfica, ella finalmente tuvo la fortaleza para dejarlo.

Esta es su lección más importante: reclamar lo que está bueno y malo y comenzar a imponerlo en nuestra cultura inmoral imperante.

Ahora para cerrar mis amigos de habla hispana del mundo occidental quiero exponer ante ustedes el testimonio de este joven, David, un joven de 22 años de Gran Bretaña, él relata: “Mi generación había sido condicionada para aceptar la pornografía desde temprana edad… En la escuela primaria incluso recordaba a mis compañeros de clase llevando material porno soft y números para llamadas calientes. Luego, al crecer viendo pornografía online desde los 15, 16 hasta llegar a la universidad era de lo más normal para chicos de mi edad.

Esto era lo normal para mi. Lo que disparó mi alarma fue cuando estuve en la universidad entré en contacto con estudiantes de otros países y conocí chicas de la India, Kenya, China, Japón, Ghana, etc y todas eran diferentes. Eran más cálidas, humanas, más gentiles y cariñosas que las chicas inglesas, aunque los chicos ingleses actuamos como brutas bestias sexuales. Y entonces me puse a investigar por qué eramos así y la pornografía resultó ser la razón principal. Salí con una chica de China, ella era cariñosa y presumía que pasaríamos nuestra vida por siempre juntos, para mi generación de jóvenes ingleses eso era una idea de lo más cavernícola, pero cuando estaba con ella realmente me sentí estable por primera vez en la vida. Ella se preocupaba por mi y me amaba sin importar qué y me sentía libre para ocuparme de mis dos pasiones favoritas, la música y la política. Luego me dí cuenta cuánto mal y falta de relaciones estables crea el hábito de la pornografía en los hombres que se obsesionan con este vicio, haciéndolos tan pervertidos que no tienen otra idea más que enforcarse en el sexo de la forma más desalmada e inhumana. De ese modo me dí cuenta que la pornografía era otro ataque de la élite contra nosotros”.