Soy una madre de 29 años, hermana y esposa. Solo soy esas cosas porque soy una mujer. Se está volviendo increíblemente difícil para muchas personas definir lo que ser una mujer es de verdad. Tengo mi propio concepto de ser mujer.

Lo he desarrollado con el tiempo a través de la experiencia de ser una mujer, una esposa y sobre todo una madre.

El mundo no parece entender el enigma de lo femenino. En lugar de eso, impone muchos estereotipos, conceptos y sugestiones diferentes sobre lo que es ser mujer. Esto se extiende a los hombres quienes son también adoctrinados sobre una manera particular de ver a las mujeres.

Por Erica Montero

MI VIAJE

Mi propio viaje a la feminidad no ha sido fácil. Siempre deseé haber nacido hombre; todo parece estar diseñado para los hombres. Toda mi vida, se me han inducido ideas falsas de la mujer. Se me ha dicho cómo debo verme, comportarme, pensar y lo más “importante” mi relación con el sexo opuesto.

Desde niña, tenía que filtrar las expectativas que sentía que jamás cumpliría. Mis muñecas Barbie eran todas rubias, con piernas largas y diminutas cinturas. Yo era una morena chaparrita con un poco más de intelecto que apariencia. Había fracasado hasta cierto nivel. ¿Por qué el mundo me asestó un golpe tal? ¿Por qué no fui “hecha” bonita? En la adolescencia, comencé a juzgar a las mujeres como bonitas o “no”. Pensamientos como estos son peligrosos para la psique. Las mujeres están programadas para desear tener a un hombre que las considere hermosas. ¿Por qué no es alentada la propia auto-estima?

Entonces como mujer joven me topé con la mujer profesional. Recuerdo un taller. Una mujer estaba hablando sobre lo infeliz que era. Siendo capaz de “leer” a la gente de cierto modo, dije que su infelicidad no era por su trabajo, si no por el desequilibrio en su vida. Le dije que había sacrificado lo que ella había deseado para realizar un estereotipo de lo que se esperaba de ella. Ella con claridad deseaba tener u niño, pero había decidido trabajar en su lugar. La mujer profesional de deshizo en lágrimas al escuchar esta “verdad”, diciendo que sí, que todo era cierto. Yo juré ese mismo día jamás cometer ese mismo error.

MATERNIDAD

En definitiva no era el tipo de mujer que se enloquecía por los bebés. Me encantaba la idea de dar amor. Tener un niño formándose en mi propio vientre, sentir la fuerza de la vida fluyendo a través y creando a otro ser humano, sentir cosas que nunca había experimentado antes cambió mi vida. De pronto desear proteger y proveer para esta pequeña persona a quien mi esposo y yo habíamos creado era encantador y nuevo.

Las palabras no pueden y no explican lo que se siente convertirse en mamá. La maternidad representa el amor entre mi esposo y yo. Mirando a los ojos de mis hijos y ver el reflejo del rostro de mi esposo es como un milagro. Podía ver por primera vez el increíble regalo de la creación otorgado a mi. Finalmente podía sentir la belleza de ser una mujer y cuán sagrado y cuán finamente equilibrada era la vida en realidad. Me cambió por completo.

Tuve que decidir si regresar a trabajar o quedarme en casa. Tenía un empleo estable y bien remunerado en el gobierno. Ganaba más que la persona promedio. Pero decidí dejar mi trabajo.

“¿Por qué decidiste quedarte en casa?” y “¿Por qué dejaste atrás un empleo seguro y bien remunerado?”. Estas preguntas comenzaron a hacerse viejas y repetitivas.

Mi respueta era sencilla. Tenía un nuevo trabajo. Ahora soy mamá. Mi trabajo es criar y cuidar a los niños que he creado. Ser mamá es mucho más que tener a otra persona par que cuide a tus hijos mientras haces dinero. Deseaba ser la primera en ver los primeros pasos de mis bebés, escuchar sus primeras palabras y darle mi tiempo y atención que todo niño necesita.

Ser madre no es fácil. Saludo a todas las mujeres con hijos, en especial a aquellas con más de uno. Me ha presentado, en un período de cuatro años y medio, más obstáculos que los que me topé en mis 25 años previos. Ha sido duro. ¿Me arrepiento? Ni en un millón de años. ¿Lo haría de nuevo? No puedo esperar.

HOMBRE Y MUJER

Las mujeres por diseño son seres sexuales, tal y como los hombres. Los cambios hormonales experimentados por las mujeres mes a mes aseguran la procreación. Lo sé. Lo vivo en carne propia. Negar esto es dañino para la esencia femenina de una.

El sexo es el acto de la procreación. No es algo que se entrega a cualquiera que pase frente a ti, lo cual se está convirtiendo en la norma en estos días.

El amor verdadero entre un hombre y una mujer debería ser uno donde prime el balance y la armonía. Sin uno de ellos, la vida deja de existir.

Negar lo que significar ser femenina es un suicidio espiritual. No obstante, lo veo todos los días. Veo a las mujeres profesionales infelices en el metro; las jovencitas de 15 años exhibiendo sus cuerpos. Las mujeres o se sienten muy autoritarias o se cosifican a sí misma sexualmente. Todavía me falta cruzarme en estos lugares con una mujer que sea equilibrada y segura.

He tenido suerte de estar enamorada. No tuve que esperar mucho para encontrar al “indicado”. Tenía dieciocho cuando nos conocimos. Mi esposo y yo teníamos nuestro poco de problemas. Y los sobrevivimos todos.

Para mi, el amor va más allá de las cosas superficiales en la vida. No es cuestión de un anillo de diamantes, o cuán rápido él responde a mis demandas. Se trata del respeto y del equilibrio. Es sobre el compromiso y la voluntad para considerar las necesidades de la otra persona.

El amor es algo que existe sin demandas, sin expectavias. Marcha de la mano con el perdón. Cuando estamos juntos, somos uno. Somos un equipo.

Sí hicimos un trato de nunca comprometer nuestras propias identidades. De nunca perder de vista quiénes somos cada uno como individuos, como es el caso de muchas relaciones. El amor es dar y recibir. Muchas relaciones han llegado a su final por las expectativas anti-naturales que la gente tiene la una de la otra.

Me encanta ser esposa. Pero tengo que dar crédito a mi esposo quien ha sido uno en un millón. No podría haber disfrutado ser una esposa si no fuera por él. Me encanta atender y brindar lo mejor para mi familia por que la amo.

Nuestra relación es fuerte porque es real. Nunca hemos celebrado el día de san valentín porque cada día es una oportunidad para expresar nuestro amor. Nuestro amor es una fuerza que nos empuja a estar juntos y nunca hos ha apartado.

Ser esposa significa que estoy completa, no porque me faltara algo como persona, si no porque ahora hay muchas cosas más que me hacen una persona completa. Encontrar a mi “compañero de vida” y crear una familia propia es la experiencia más enriquecedora de mi vida. No hay nada en mi vida que desee cambiar.