Ambos saben lo que desean en la cama. ¡Ahora descubran cómo pedirlo!

Es el clásico acto sexual que cada mujer espera que nunca le pidan que haga. “Hoy quiero que actuemos como perfectos extraños – tu vestirás un traje enorme de mapache y responderás al nombre de “Tayuka” y yo estaré en un diaper de cuero tachonado – nos encontraremos en una escuela para niños brujos y nos daremos nalgadas con tacones de aguja mientras los Teletubbies juegan en el fondo. Y saquémolo en vídeo!”

Bueno, tal vez tu pareja no te ha abordado con semejante solicitud así de elaborada … al menos, uno esperaría que no lo haga. Pero lo más seguro es que en algún punto revelará un deseo que a lo mejor te saque de onda y en el peor de los casos te haga preguntarte si deberías de llamar a la policía. Cuando eso pasa, la forma en que reaccionas podría tener ramificaciones no solo en tu vida sexual, pero en tu relación como un todo.

Negociar sobre el repertorio sexual de uno de una forma honesta y respetuosa es una necesidad para cualquier pareja. Una mujer puede responder de que ella está incómoda con una idea en particular o ella podría decidir que podría sentirse cómoda con el comportamiento. Pero ella debería tener cuidado de que su respuesta no humille a su pareja por compartir su idea con ella.

En otras palabras, compartir deseos sexuales, especialmente aquellos que podrían acarrear un estigma, es un acto intensamente personal que podría dejar a tu pareja sintiéndose vulnerable. Aún así, tu nunca deberías hacer algo que te cause incomodidad. Pero rechazar el acto sin ser severo como si rechazaras también a tu pareja puede ser más difícil de lo que parece.

Una manera para lidiar con la situación es tratar a tu pareja del mismo modo que lidiarías con un niño petulante de tres años. Eso no quiere decir que seas condescendiente, o que te pongas a regañar o comiences a repartir azotes a tu pareja … a menos que eso sea lo que te esté pidiendo. En lugar de eso, dile a tu pareja que lo pensarás, luego cambia el enfoque haciéndole preguntas – ¿qué causó su interés en esa fantasía? ¿Por cuánto tiempo ha estado fantaseando al respecto? ¿Cómo visualiza que se lleve a cabo? Hacer así podría ayudar a entender y aceptar su deseo y le ayudará a entender que aunque tu no podrías querer hacer lo que desea, no juzgas a tu pareja por esto, tampoco.

Cuando se trata de sexo la plática siempre tiene que ser en tono positivo. Tu pareja se la juega, corre un riesgo cada vez que busca intimar contigo y trata de complacerte, así que no vas a buscar tirarle la puerta en su nariz que tenga miedo de compartir sus ideas o peor, deje de buscarte para tener sexo.

De hecho, a menos que lo que te proponga no esté en contra de las leyes o de las creencias religiosas de alguno de ustedes, deja la puerta abierta – nunca digas nunca. No solo es increíblemente negativo, también elimina la posibilidad de comprometerse o de cambiar.

Los cambios correctos puede hacer que hagas cosas que nunca pensaste que podrías hacer.

Si tu pareja está interesada en hacer el amor con las luces encendidas, pero te preocupa el resplandor de la luz, comienza entonces con velas en su lugar.

Pero quizás la mejor manera para que puedas hacer que los deseos de tu pareja sean más interesantes para ti es crear un incentivo para ti. Por ejemplo, esperar una recompensa que realmente te gusta para después es encantador.

También puede existir el caso cuando dos deseos son parecidos el uno con el otro. Por ejemplo si tu pareja te confiesa su deseo de sentirse dominada en la cama, podrías haberte estado terapeando para pedirle a tu pareja lo mismo. Pero cuando ambos tienen la oportunidad de contarse sus deseos, pueden sentir un gran alivio, ya que ambos están dispuestos a dar y recibir, haciendo la experiencia más disfrutable por el balance creado entre los deseos de ambos.

Cuando pidas algo a tu pareja, recuerda que es mejor hacerlo lejos de la cama para bajar la tensión o conflicto – a menos que sepas que tu pareja sentirá excitación con la idea en lugar de ofenderse con tu solicitud. Siéntete con libertad de domesticar a tu pareja diciéndole que tienes un terrible miedo de que reaccione de mala manera por lo que vas a contarle. Y finalmente, no le haría daño a tu pareja dejar “accidentalmente” este artículo en algún lugar donde tengas seguridad que lo lea.