Mantener una relación, ya sea de novios o de esposos, nunca es fácil y requiere de compromiso, amor y atención.

Hoy en día, se hace más y más patente ver a distintas personas arruinar sus relaciones con su pareja. No resulta dificultoso notar que existe un factor común en todas estas relaciones deterioradas, la cual es en sí la causa última de que tales cosas estén sucediendo y se trata de la sospecha o suspicacia.

Ninguna relación puede prosperar, crecer o mantenerse si existe alguna suerte de desconfianza o suspicacia envuelta.

La sospecha es la raíz de todos los males, ya que cuando sospechas que alguien está haciendo algo, en especial si se trata de algo malo, tú comienzas a creer las cosas que otros te dicen.

Alguien que en serio desea mantener un vínculo estrecho en su relación amorosa; jamás buscaría romper esa relación por sospechas infundadas de que algo anda mal. Esa persona sería preferible que investigara la situación, ya sea confirmando las sospechas o sentándose a hablar de forma madura y civilizada, en lugar de pelear y cortar con la relación de tajo.

Ya que muchos de nosotros basamos nuestras acciones meramente por las emociones en lugar de la lógica, peleamos injustificadamente en base de acusaciones sin fundamento y de ese modo como consecuencia resulta que arruinamos de forma irreversible nuestra relación.

De ninguna manera nos gustaría ver a la persona a quien amamos lastimada u ofendida, ya sea por nosotros u otra persona; así que tomar las medidas precautorias antes de hacer algo, es en realidad siempre preferible para evitar complicaciones a futuro.

Si crees que algo anda mal con tu pareja, existe una serie de pasos que puedes tomar para hacer las cosas más fáciles y lograr que la relación dure por siempre. Y son:

1. Sopesa la idea. ¿De verdad crees que eso que sospechas está ocurriendo en realidad? ¿Podría existir otra versión de la historia que podrías haber obviado en tu mente o haber escuchado de alguien más?

2. Trata y piensa por cuánto tiempo has conocido a la otra persona y si lo que sea que sospechas es algo que de verdad podría estar haciendo.

3. En lugar de invadir la privacidad de la otra persona, privacidad a la que todo ser humano tiene derecho en esta vida, trata de hablar acerca del problema que estás afrontando con esa persona de forma relajada y serena en lugar de explayar tus emociones junto con abuso verbal e inclusive físico, ambos los cuales jamás serán la respuesta a ningún problema.

4. Si despues de la conversación, resulta que sí hay un problema, discute y piensa por qué la otra persona querría hacer algo así, tú podrías ser incluso la causa de ello, pero lo perdiste de vista, hasta ahora.

5. Hazle saber a la otra persona que seguirás siendo el mismo después de haber escuchado la verdad, aún si revela que está pasando algo de lo cual no se sienten para nada orgullosas.

6. Si se trata de algo insoportable y nada parece estar funcionando más, dejar las cosas tal cual será lo mejor y pasar la página aunque duro, será tu mejor opción, puesto que pelear jamás ha beneficiado a nadie antes y nunca lo hará.

Al final, la sospecha puede ser acertada y también puede ser equivocada, es tan solo cuestión de cómo abordes la situación lo que determina cómo saldrá todo. Confrontar asuntos así con la mente fría y el perdón en el corazón es una forma segura y exitosa para abordar tales problemas. Siempre recuerda, cada relación, en cualquier lugar del mundo enfrenta problemas en algún punto u otro, lo cual significa que no estás solo en esto.