Una nueva biografía de Helen Gurley Brown, “Bad Girls Go Everywhere” es el último ejemplo de la hagiografía feminista.

En 1965, Helen Gurley Brown, la editora de Cosmopolitan, dijo que una esposa que se queda en casa era “una parásita, una dependiente, una gorrona, un trapo o una vaga”. Ella no las llamaba putas porque ella les enseñaba a ser putas.

Su hermana en armas, Betty Friedan, comparaba a las amas de casa a “internas de campo de concentración” debido a la falta de oportunidades y estímulo dentro de los campos de concentración. (The Feminine Mystique, p. 306)

Estos ataques ponzoñosos tipifican la campaña psicológica viciosa contra las mujeres y la sociedad financiada por los satanistas Illuminati. Su programa para degradar a al mujer, destruir familias y parar el desarrollo heterosexual, crear disfución y reducir la población fue desvastadoramente exitoso.

“La escala de rupturas matrimoniales en Occidente desde 1960 no tiene precedentes en la historia”, dice el historiador Lawrence Stone. (Bennet, The Broken Heart, p. 10). En tan poco tiempo como 40 años, la tasa de matrimonios esta por debajo de un tercio, la de divorcios se ha duplicado, la tasa de nacimientos es la mitada y las familias de un solo padre se han triplicado. 40% de todos los niños nacidos en los Estados Unidos en 2007 estaban fuera de una relación matrimonial comparado con el 4% de 1957.

En 1952, los Rockefellers controlaban $250 millones de dólares para propaganda en los medios anualmente. Ponían en un pedestal al libro de Helen Gurley Brown “Sex and the Single Girl” y la película. A las mujeres solteras se les dijo que podrían ser como los hombres y contar con una carrera y tener sexo en lugar de tener una familia. Al mismo tiempo, los Rockefellers financiaron y cabildearon por políticas para el control de la población y eugenesia.

Como editora de la Cosmopolitan (1965-97), Brown era un modelo a seguir de mujer de carrera exitosa en todo el mundo (36 ediciones en el extranjero). Se casó con su manager a los 37 y permaneció sin hijos. Junto con la activista Comunista Betty Frieden y la agente de la CIA Gloria Steinem, Brown pertenica al triunvirato de las “pioneras” feministas de la modernidad.

LO QUE NO SON LAS AMAS DE CASA…

Brown respeta a las putas porque la prostitución es su modelo a seguir para las mujeres. En su auto-biografía, “I’m Wild Again” (2000) ella cuenta que en 1941 a la edad de 19 ella se unió a un “servicio de acompañantes” y ligó con un hombre de 50 años por $5.

“¿Por que no era rebelde? Lo era un poco más no absolutamente. Creo que aún entonces practicaba el ser realista … Traté de hacer cualquier cosa que necesitabas hacer para sobrevivir”. (4)

Obtuvo un trabajo secretarial en el entendido que se acostaría con su jefe ya casado y él “cuidaría” de ella a cambio. Este arreglo duró por unos cuantos años. Ella describe la rutina:

“Después de la hora del coctel íbamos a mi apartamento a hacer el amor. ¿Hacer el amor? … eran dos personas copulando — el parecía pasársela bien … Moi, yo aprendí a fingir a menudo y muy bien”. (15)

La excusa de Brown es que ella estaba ayudando a una madre y a una hermana inválidad allá en Arkansas. (Las prostitutas por lo general no proceden de familias adineradas).

Ella se lamenta que nunca obtuvo la recompensa financiera esperada: “Necesitaba alguien que me dijera cómo tratar a un hombre en esta situación, cómo halagar y coquetear. Debía haberlo hecho mejor”. (19)

Helen Gurley Brown se convirtió en esa persona. Ella le enseñaba a las mujeres cómo desplegar su sex appeal para convertirlo en ganancias y en manipulación. Ayudó a transformar la naturaleza femenina del amor y la devoción a una depredación calculada.

Aquí cuenta cómo fue que hizo que su esposo se casará con ella.

“Tienes la carnada. Encantadora, cariñosa, deliciosa, sexy tienes que haber enganchado con el de verdad, el anzuelo es entonces trabado tan profundo que él no se pueda zafar sin pasar por un dolor sever, ej. que no pueda vivir sin ti. Entonces cierras el trato y le das tu ultimatum. Yo tuve que dárselo dos veces”. (27)

Mientras Brown declara que ella fue leal, ella piensa que el adulterio esta OK. El sexo, según Brown, “es una sensación física”, “se siente rico… una de las mejores cosas que tenemos …” que no tiene que estar sometida a “un imperativo moral”.

Sofocar una urgencia sexual puede llevar a “tensión o depresión”. Pero, como una mujer con experiencia, ella advierte “nunca te acuestes con alguien que tiene menos dinero o más problemas que tu”.

Los romances de oficina e incluso dormir con el jefe está perfecto siempre y cuando seas discreta. Ella recomienda a sus lectoras que hagan “lucir bien” al jefe, que se lleve los créditos por su trabajo y no quejarse por trabajar horas extras.

El feminismo, según parece, ha sacado a las esposas y a las madres de sus familias y las ha puesto a trabajar para las corporaciones. En lugar de servir a sus esposos e hijos que las adoran, las mujeres ahora obedecen a los jefes que les pagan por sus servicios y las despiden en cualquier giro de eventos.

Según la perspectiva de Brown, si un esposo cariñoso provee todo para su devota esposa, entonces esta es una “parásita”. Pero si ella es una esclava o puta corporativa, entonces ella es “independiente” y “liberada”.

Esta cita de la crítica de su nueva biografía reitera su concepto del matrimonio y la familia: “Cuando ‘Sex and Single Girl’ salió a inicios de los 60, la cosa más controversial al respecto fue la actitud de Brown hacia los amoríos con hombres casados”. El feminismo es una excusa para venderte tu misma: “… ella recomendaba que sus lectoras se aprovecharan de la situación, complaciendo a un amante casado culpable y agradecido a cambio de regalos, dinero y ascenso laboral, lo cual Brown miraba como una recompensa justa por el hecho de que los hombres reciben mejores salarios que las mujeres y se quedan con los mejores puestos laborales”.

FAMILIA vs. FEMINISMO: EL FRENTE DE BATALLA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

El mensaje que las necesidades sexuales no deben de negarse, que ser promiscuo es “estar en la onda” y “ser moderno”, fue de forma deliberada inculcada a las mujeres para socavar el matrimonio. Ya que según los planes de la élite financiera global, es el Estado el que reemplazará a la familia.

En realidad, las mujeres logran sentirse satisfechas a través del auto-sacrificio. Es una venenosa calumnia pintar a las esposas devotas amas de casa como “vagabundas” y como “parásitas”. Asumir que solo el trabajo a cambio de dinero tiene valor es enfermizo. La élite financiera global quiere denigrar la realidad personal y espiritual de las personas, la vida privada de la familia y el esfuezo que esta representa.

Brown dijo, “Cuando sea que vives de alguien, ellos quieren a alguien más”. Eso simplemente no es cierto. Amamos a nuestra madre porque ella nos sacó adelante para convertirnos en el mejor profesional del Siglo 21. El Amor es auto-sacrificio.

Hasta cierto punto, la ambició terrenal en una mujer es masculina e impersonal. Los Estados Unidos esta repleto de mujeres estériles y amargadas y de hombres atontados y castrados.

El feminismo pretende presentarse como la búsqueda de la igualdad de oportunidades para las mujeres. De hecho, el feminismo es un programa sofisticado de la élite financiera global para desestabilizar y despoblar el mundo socavando la heterosexualidad.

Este comienza su proceso por donde la mayoría de mujeres jóvenes hoy en día miden su valía según su sex appeal y están dispuestas a tener sexo con tal de ser populares. Están plagadas con desórdenes alimenticios y nerviosos porque han perdido contacto con sus instintos femeninos. Son incapaces de convertirse en esposas y asumir responsabilidades de mujeres adultas.

Alguien dijo alguna vez esto, “La virtud de una mujer es el mayor invento del hombre”. Helen Gurley Brown y los ingenieros sociales Illuminati prueban que lo opuesto también es verdad.