El siguiente artículo tiene como propósito desenmascarar la agenda secreta de los movimientos feministas y homosexuales para regresar tanto a hombres como mujeres a los sagrados valores del matrimonio, la familia y el amor.

El siguiente artículo tiene como propósito desenmascarar la agenda secreta de los movimientos feministas y homosexuales para regresar tanto a hombres como mujeres a los sagrados valores del matrimonio, la familia y el amor.

Toda chica tiene esta fantasía de conocer a su Príncipe Azul y vivir “felices para siempre”. La razón para esta confiada expectativa es que se asemeja al amor de Dios. Ahora imaginate si este Príncipe Azul tiene sexo con la joven chica y cruelmente la deja abandonada. Todo su ser se hallaría contrariado.

El feminismo moderno esta alimentado por una reacción visceral hacia la revolución sexual. En los liberales años 60, las chicas de la nueva izquierda dormían con sus novios sin establecer ninguna relación amorosa. Cuando las abandonaban, se sentían como si habían sido utilizadas. Ellas comenzaron a referirse al sexo como una “violación”. Esto puede explicar la insistencia femenina de que sus reacciones subjetivas sean vistas como objetivamente válidas.

Ellas decidieron que la masculinidad (el patriarcado) necesitaba ser eliminado a través de crear una sociedad sin diferenciación de géneros.

Las mujeres se convetirían en hombres y al revés

En el descontento femenino, el Marxismo encontró un caballito de batalla más poderoso que en el proletariado. Al pretender representar a todas las mujeres, el feminismo se ha convertido en la ideología oficial en el gobierno, la educación y los medios de comunicación. Hoy, estamos literalmente pagando el precio por la revolución sexual. Con nuestros impuestos, las feministas están destruyendo la masculinidad, la femeneidad y la familia. Hombres y mujeres ya no saben quiénes son, qué quieren, mucho menos cómo relacionarse.

El matrimonio y la familia es un camino consagrado que nos permite encontrar el verdadero amor y hacerlo crecer en armonía. Hoy, millones de personas estan prisioneras en un estado de arresto en desarrollo – porque no puede formar una relación permanente. (La serie Sex and the City es un ejemplo). Para dar fin al caos creado por la propaganda feminista, las mujeres y los hombres tienen que entender quiénes son en relación con Dios y entre ellos mismos.

El hombre representa el principio de Dios y la mujer representa el principio de la creación. Ahí no existe la guerra. Hombres y mujeres estan enamorados. Dios esta enamorado con su creación y vice-versa.

“Hacer el amor” es una expresión física de esta alquimia mística. Ilustra cómo cada principio funciona. El principio masculino penetra, se posesiona y siembra la semilla. La semilla es el espíritu, el código y la chispa de la creación. El principio femenino se recuesta, se abre y acepta el espíritu. Pero al ser poseída, ella también posee. Veamolo así de claro, el pene es totalmente absorbido por la vagina. El hombre pertenece a la mujer que es suya.

Otra metáfora es la relación entre el agricultor y su tierra. El agricultor cultiva el suelo y planta la semilla. La tierra da nacimiento a nueva vida y la alimenta.

La femeneidad es por naturaleza, instrumental. La mujer es un puente al futuro. Ella es un medio. Cuando es fertilizada y da a luz, ella se transforma a sí misma y a su pareja en su bebé. A través de su bebe, ellos están recreandose a sí mismos y produciendo el futuro. La creación esta en constante proceso de transformación.

Si una mujer no es escogida y usada para un propósito superior, ella nunca se realizará como mujer y permancerá insatisfecha. Si ella es descartada después de tener sexo, en su alma, el sexo es una metáfora viviente del amor de Dios. Esto puede explicar la gran decepción elemental de las mujeres despreciadas y usadas.

El amor en una mujer es sinónimo de confianza, apertura y aceptación. De hecho, esto es exactamente lo que un hombre busca en una mujer. El necesita alguien que crea en él. La fe de ella hace que todo sea posible para él. Su fe provee el espacio en que el hombre se expande. Ella es Creación.

Una mujer quiere ser alimentada, usada y hecha a imagen del amor de su hombre, el cual es la representación del espíritu divino. No estoy diciendo aquí que es Dios, pero es el ideal. Cuando una mujer ama a un hombre, ella acepta su liderazgo. Ella se contenta con ser consultada y con que se considere su opinión.

Los hombres olvidan que la posición de la esposa es un estatus al cual las mujeres aspiran. Las citas son una entrevista. El cortejo es una prueba. El matrimonio es un Convenio Sagrado. Las mujeres encuentran su satisfacción en ser intensamente necesitadas por su esposo.

Un hombre soltero debería abordar el matrimonio con un sentido claro de qué es lo que quiere de la vida, dónde encaja una mujer y cuál es la descripción del trabajo de ella. Esto es lo que las mujeres realmente quieren y a lo que ellas responden. Ellas no responden a los hombres que están hambrientos de sexo y amor que no tengan un plan para ella. Ni se satisfacen con los hombres que desean que sean ellas independientes, es decir, dos líneas paralelas que nunca se encuentren.

En conclusión, los Marxistas, habiendo fallado en crear una guerra de clases entre el capital y el proletariado, crearon una guerra entre el hombre y la mujer. El propósito es el mismo: Poder. Están creando un conflicto que no existe. Están tratando de retratar como una enfermedad algo que en la realidad es místico y divino. Están presentando el comportamiento loco y degenerado como saludable. Ellos se están poniendo con gran arrogancia entre la humanidad y Dios.

Los hombres representan el principio de Dios. Las mujeres representan el principio de la Creación. Hombres y mujeres, Dios y Creación están enamorados. Se necesitan para complementarse y auto-transformarse. La forma de detener la propagación de Marxismo a través del feminismo es que los hombres comiencen a actuar como hombres, asi de una vez por todas las mujeres confiaran y descansarán en los brazos de ellos.