Mientras las bombas aún explota en Iraq, los amantes del teatro en todo el mundo asiste a ver la puesta en escena de la obra de Eve Ensler: “Los Monólogos de la Vagina”. Esta obra ejemplifica en parte el por que el fundamentalismo islámico ha declarado la guerra a Estados Unidos. La obra pretende ser acerca de los derechos de las mujeres. De hecho, es un poco más que una lectura pública de pornografía lésbica a todas luces. “Los Monólogos de la Vagina” es una celebración del lesbianismo que esta siendo producida en varios países, incluyendo Turquía y China. Estados Unidos esta exportando la homosexualidad y la desintegración social que eso conlleva.

Mientras las bombas aún explota en Iraq, los amantes del teatro en todo el mundo asiste a ver la puesta en escena de la obra de Eve Ensler: “Los Monólogos de la Vagina”. Esta obra ejemplifica en parte el por que el fundamentalismo islámico ha declarado la guerra a Estados Unidos. La obra pretende ser acerca de los derechos de las mujeres. De hecho, es un poco más que una lectura pública de pornografía lésbica a todas luces. “Los Monólogos de la Vagina” es una celebración del lesbianismo que esta siendo producida en varios países, incluyendo Turquía y China. Estados Unidos esta exportando la homosexualidad y la desintegración social que eso conlleva.

Los fundamentalistas islámicos creen que su cultura esta bajo amenaza. Están peleando para preserver a sus esposas e hijos que son el futuro. Si sus esposas son infectadas por los valores de la homosexualidad de exportación de Estados Unidos, ellas insistirán en ser “independientes” como los hombres. Su tasa de natalidad disminuirá como la del mundo occidental y sus familias como su cultura de desintegrarán.

En países con pocas alternativas de asistencia social gubernamental, las familias y los niños son también esenciales para la sobrevivencia.

Tampoco se quiere implicar aquí que la cultura es la única razón para este conflicto. Sin embargo, el profesor de Harvard, Samuel Huntington, en “El Choque de las Civilizaciones” (1996), argumenta que los conflictos del futuro reflejarán las diferencias culturales y las maneras de adorar a Dios: “Las fuerzas de integración en el mundo son reales y son precisamente las cuales están generando contrapesos de afirmación cultural y conciencia civilizacional”.

“Los Monólogos de la Vagina” presentan una triste imagen de la vida al final del feminismo. Es llanto angustiado suplicando el amor del hombre por una generación de mujeres traicionadas por el feminismo, quienes ahora no tienen otra opción más que convertirse en lesbianas. Para las mujeres que literalmente están hambrientas de amor, la obra les provee una vaporosa experiencia de intimidad sexual. Para las mujeres más jóvenes que no conocen nada mejor, es una iniciación en el lesbianismo.

Basado en entrevistas con mujeres, quienes hablan de sus vaginas, la obra pretende rescatar los genitales femeninos de la “negación cultural”. Por ejemplo, la obra describe el trabajo en el cual una mujer se examina sus genitales con un espejo. “Me recuerda como los astrónomos antiguos debieron haberse sentido con sus telescopios primitivos”, dice Ensler. Le dan a la vagina apodos, las visten como atuendos imaginarios e imaginan qué es lo que dirían si pudieran hablar (ej. “¿Dónde esta Paco?”). En una actuación en el Madison Square Garden, 18000 mujeres fueron llevadas a un frenesí al punto de gritar “coño” una y otra vez.

Deberían haber gritado “pene” porque esto realmente es acerca de la pérdida del amor masculino. Habiendo perdido su feminidad y su juventud, habiendo sido rechazadas o queriendo emular a los hombres, millones de mujeres han sido dejadas sexualmente excitadas y secas.

Ambos sexos necesitan validación. Los hombres hoy en día no les gusta las feministas y ellas lo saben. Cada vez que encendemos la TV, un hombre esta recibiendo una paliza o siendo ultrajado por una mujer. Los hombres resienten que las mujeres hayan usurpado el rol masculino y hayan abandonado el femenino. Creo que esto es lo que Ensler esta experimentando actualmente cuando ella dice: “Nuestro auto-repudio es tan solo la represión y odio internalizados de la cultura patriarcal”.

Las mujeres son justificadas con sentirse insatisfechas y no amadas. Enseler dice que las mujeres quieren ser usadas para bebés: “Mi vagina ayudó a traer a un bebé gigante. Pensó que sería utilizada más que para eso. Pero no”. El resultado es un profundo sentido de vacío y necesidad. “Mi vagina quiere ir más profundo. Está hambrienta por dentro. Esta hambrienta de besos, de amabilidad. Quiere dejar estar enojada. Quiere todo. Quiere desear. Desea”.

Tal parece que solo un hombre puede reparar esta herida. Ensler describe un novio, Bob, quien adoraba ver los genitales de ella por horas y la hacía sentir bien acerca de sí misma por la primera vez. Ella no dice lo que le pasó a Bob. Los únicos otros hombres en la obra de teatro es el primer marido de Ensler y algunos violadores en Bosnia.

Así, “Los Monólogos de la Vagina” rápidamente se convierte en una vaporosa crónica de sexo lésbico. En primer lugar, una fijación en los genitales femeninos por parte de mujeres es pura homosexualidad. Perdón por lo que sigue pero trato de transmitir el sabor pornográfico de esta “obra” teatral. La autora entrevista una ex-abogada quien se ha convertido en adinerada como una gigolo lesbiana. “Hay tantas mujeres insatisfechas”, dice ella. “Las mujeres me pagan para vestirme como hombre y dominarlas”. Sigue con la descripción precisa de su arte (“hay cuatro dedos adentro de mi, dos son míos y dos son de ella”) lo que excita a Ensler.

Una niña de 12 años describe como su madre la dejó con una niñera quien era una mujer de 24 años la cual traicionó la confianza teniendo sexo con ella: “Ella transformó mi patético coño en una especie de paraíso”. Ensler regresa a historia infantiles del tipo “Te enseño lo mío si tu me enseñas lo tuyo”. Ella le pide a una niña de seis años que diga a qué huele su vagina. Ella nos informa que el clítoris tiene dos veces el número de terminaciones nerviosas que el pene: “¿Quién necesita una pistola cuando tienes una semi-automática?” Ella describe encontrar su clítoris por primera vez: “Estaba todo caliente y palpitando y listo y joven y vivo”. Podría profundizar más, pero ustedes captan la idea.

Una medida de nuestra timidez cultura, depravación y auto-desilusión es que ningún medio importante haya criticado esta obro por lo que es. Ensler y su equipo de celebridades que interpretan esta obra alrededor del mundo tratan de posicionar esta decepcionante obra de lesbianismo en el pedestal de la suprema importancia mediática. Es típico de las feministas retratar el lesbianismo como emancipación. Enler ha surgido como una sobreviviente del abuso sexual de su padre. Ella tiene consigo la agenda de la causa de la violencia contra las mujeres. Su odio contra la heterosexualidad es evidente desde su elección del día de San Valentín, como “Día V” o día antiviolencia., cuando su obra sea representada. Ensler declaró en la revista TIME que los días de la familia nuclear estaban contados y que era una “institución decadente”.

La familia nuclear es la institución fundamental de la heterosexualidad. Antes de la “revolución sexual”, las mujeres insitían en el matrimonio y la familia, lo cual es propio de un comportamiento heterosexual. Esto satisfacía las necesidades sicológicas más profundas de ambos sexos y proveían de un contexto seguro para criar niños saludables. Después de la revolución sexual, hombres y mujeres se enrolaron en sexo promiscuo lo cual es ahora más típico de homosexuales. Las mujeres, cada día más independientes y auto-suficientes, fueron incapaces de formar matrimonios permanentes. Aunque ellas podían “tenerlo todo”, ahora son una mujeres frustradas y amargadas.

La ironía de toda esta decadencia de “Los Monólogos de la Vagina” es que las feministas quienes regularmente se quejan acerca de la cosificación sexual acojan esta obra. No hay ninguna mención de amor en la obra. Esta tendencia a ver el sexo como mera recreación y liberación sexual refleja una tendencia auto-destructiva en nuestra sociedad. Normalmente los heterosexuales hallan la satisfación sexual en el matrimonio y son capaces de emplear sus energías creativas para cosas más importantes. En lugar de eso en la actualidad sufrimos de un arresto del desarrollo cultura manifestado como una lasciva obesesión por el sexo típica de adolescentes.

Otra ironía es que las feministas aparentemente piensan que, cuando las lesbianas lo hacen, una adulta teniendo relaciones con una niña de 12 años esta BIEN. También piensan que ellas pueden violar la inocencia natural de una niña de 6 años con peticiones invasivas. Finalmente, ¿había destacado ya que esta obra teatral destruye el misterio, la modestia y la reserva que es la naturaleza esencial de la feminidad? Como el feminismo mismo, “Los Monólogos de la Vagina” se enmascara como una proclamación de la determinación de las mujeres. De hecho, es un asalto enfermizo a las mujeres.

Debemos enfrentar el hecho de que el feminismo es un movimiento homosexual en competencia contra la heterosexualidad. Especialmente en tiempo de guerra, no podemos apoyar un movimiento dedicado a la división y desintegración social, Además, Estados Unidos esta exportando su homosexualidad y depravación al mundo. Los fundamentalistas islámicos estan luchando en contra de eso.

El mundo occidental tiene que representar una mejor visión de la vida para el mundo curando toda esta degeneración sexual. Debemos reafirmar los valores de la familia y los valores femeninos como masculinos que hicieron grande nuestra civilización.