La historia de Juan, ilustra como la Élite Financiera ha instituido la tiranía bajo el pretexto de proteger a las mujeres. Los derechos humanos, en apariencia, no aplican a los hombres, a quienes la Élite Financiera mira como una amenaza.

Esta es la historia de Juan…

“He leído y disfrutado con la lectura de tu sitio y las guías de seducción por años, me sorprende y a la vez te agradezco por ser de los pocos sitios – quizás el único – que habla sobre estos temas tan actuales como lo son el feminismo, la homosexualidad y la agenda siniesta de la élite. Ahora ha llegado el tiempo en que presente una versión condensada y precisa de lo que pasó con un hombre consciente del estado de la sociedad actual.

¡Salí de prisión!

Pasé la Navidad y Año Nuevo, casi tres semanas desde del 17 de diciembre hasta el 4 de enero de este año 2011 encarcelado en una prisión de máxima seguridad en Dartmouth, Nueva Escocia, llamada “Centro Correccional Central de Nueva Escocia”, aunque no estoy muy seguro de cuánta “corrección” causó toda la experiencia en mi.

Todo pasó por una ex-novia mía llamada Alexis quien contactó a las autoridades después de que le envíe un correo avisándole que estaba considerando tomar acción legal contra ella por distintos emails anónimos que ella había estado enviando a mi novia actual aconsejándola que yo era esto y aquello y aconsejándole a mi novia actual de que se alejara de mi por su propio bien. Mi novia consiguió a un experto para que rastraera su IP de los correos y para mi terrible sorpresa, todos apuntaban en dirección al lugar de trabajo y casa de Alexis, mi ex-novia, quien los últimos cinco años o más, se presentó ante mi como una buena y verdadera amiga.

Aunque sus motivos para hacer algo así no están muy claros, aparte de los posibles celos por el hecho de que estaba con una nueva chica, los eventos posteriores de sus acciones son mucho más escalofriantes si no Orwellianos. Fui contactado por la policía y arrestado bajo la excusa absurda de que ¡Alexis se sintió intimidada por mis correos!

Les ofrecí mostrarles una copia del email a los agentes de policía que llegaron a arrestarme, el cual afortunadamente guardé, pero en ese momento ni siquiera se molestaron en leerlo. Fui llevado a prisión y puesto en confinamiento solitario por tres días. Luego fui transferido a otra área dentro de la misma prisión y colocado entre los demás reclusos donde fui testigo de como un gangster joven afro, dominaba a los demás internos blancos.

Al menos la mitad de los guardias de la prisión eran supuestas mujeres, pareciendo más lesbianas que otra cosa. Parecía gustarles su trabajo y el poder que ejercían sobre los indefensos hombres recluidos. De hecho, hasta que fui finalmente liberado sin cargos de ningún tipo, solo lidié con autoridades femeninas tanto dentro como fuera de la prisión.

Todo el asunto confirmó todo lo que ya me había dado cuenta desde hace años por medio de la observación y experiencia – de que los hombres heterosexuales, son colocados en el fondo de cualquier consideración para exigir sus derechos humanos. Solo precisó la acusación absurda de una mujer descontenta para que el balón comenzará a rodar sobre una acusación absurda, luego la cual las autoridades locales, en su mayoría mujeres, consintieron el alegato absurdo y arrojaron a un hombre a prisión sin examinar para nada la evidencia que me habría exonerado de cualquier delito.

Cuando al fin prevaleció la razó y vieron el email que le envié a ella, fui liberado, pero se me dijo que Alexis aplicaría para recibir indemnización de mi parte y que tendría que asistir a la corte de nuevo en menos de una semana.

Mientras estuve encarcelado durante todas las vacaciones de fin de año, en este agujero infernal, conocí a un ucraniano que estaba ahí por problemas migratorios y ambos la pasamos bien charlando.

Él lo resumió todo bastante bien, al decir que Canadá – el país en que vivo – y la mayoría de los países occidentales están enformos y en decadencia. Él había pasado ya 6 meses en esta prisión antes de que yo llegara a conocerlo y me dijo que ya había perdido la cuenta de cuántos hombres ha visto entrar y salir por “delitos” similares al mío.

Él me explicó que cosas así no tienen lugar en su países y en otras naciones del este. Me dijo que cuando en las raras ocasiones en su país que una mujer vaya a alguna estación de policía a quejarse de su pareja, la policía observará primero todos los factores mitigantes antes de tan solo aceptar todo lo que ella tenga que decir e ir como robots a arrestar al hombre y arrojarlo a prisión – imagínate eso, ¡la policía escuchando a ambas partes y actuando de manera justa e imparcial!

Este tipo añadió que cuando una mujer en su país va a quejarse a la policía sobre un asunto insignificante contra su pareja, la policía va y le enseña a esta mujer la puerta y es rechazada en el pueblo por buscapleitos. Pienso que esta es una respuesta más saludable que en nuestra propia sociedad, cuando se tratan estos asuntos.

Mi amigo ucraniano siguió contándome que él creía que los países occidentales están perdidos y que cuando sea deportado de acá pronto, estará más que feliz de regresar a Ucrania. Él vino aquí pensando que acá sería la tierra de la miel y la leche, ahora lo que él aprendió por las malas fue que todo lo que se vendió un fue pura propaganda.

El consejo que me dió – sal de este país si puedes y mientras tengas la posibilidad de hacerlo sin problemas.

En cuanto a mí, incluso después de esta pésima experiencia, no soy como Winston en la famosa novela “1984”, todavía insisto en que 2 + 2 = 4, no 5.