Ella fue par alas mujeres lo que Hugh Hefner fue para los hombres: La editora de Cosmo Heley Gurley Brown, quien falleció el Lunes 13 de Agosto de 2012, es reconocida como la “defensora de la mujer soltera” según los medios de propaganda heterofóbicos de la Élite Financiera.

Gracias, en parte a ella, 50% de las mujeres estadounidenses no tienen hijos hoy en día. Ella les enseñó a vender sus cuerpos en lugar de esperar a encontrar el amor y buscar el matrimonio. Ella era una ingeniera social al servicio de la Élite Financiera que hizo ver la prostitución como algo chic.

En su autobiografía, “Soy Salvaje de Nuevo” (2000) ella cuenta que en 1941 a la edad de 19 años, formó parte de un servicio de escorts y tuvo sexo con un hombre de 50 años por $5 ($80 hoy en día).

En 1965, Heley Gurley Brown, la editora de la revista Cosmopolitan, dijo que un ama de casa era “un parásito, una dependiente, una vividora, una gorrona o una vagabunda”. Ella jamás las llamó prostitutas porque ella quería convertirlas en prostitutas.

Su hermana en armas, Betty Friedan, comparó a las ama de casas a “presidiarias de un campo de concentración” debido a la falta de estímulo y oportunidad para avanzar en los campos de concentración. (The Feminine Mystique, p. 306)

Estos crudos ataques tipifican la viciosa campaña psicológica librada contra las mujeres y la sociedad por parte de la Élite Financiera. Su programa para degradar a las mujeres, destruir las familias, interrumpir el desarrollo heterosexual, crear disfunción y reducir la población fue devastadoramente exitoso.

“El nivel de ruptura conyugal en Occidente desde 1960 no ha tenido precedente histórico”, dice el historiador Lawrence Stone. En 40 años, la tasa de matrimonio se ha reducido en un tercio, la tasa de divorcios se ha duplicado, la tasa de natalidad ha caído a la mitad y las familias monoparentales per cápita se han triplicado. Cuarenta por ciento de todos los niños nacidos en los Estados Unidos en 2007 fueron concebidos fuera del matrimonio comparado con 4% en 1957. (Bennett, The Broken Hearth, p.10)

En 1952, los Rockefellers controlaban $250 millones de dólares de publicidad en los medios anualmente. Promovieron exageradamente el libro de Helen Gurley Brown sacado en 1962, “Sexo y la Chica Soltera” y la película. A las mujeres solteras se les enseñó que debían procurar una carrera y tener sexo en lugar de formar una familia. Al mismo tiempo, los Rockefellers patrocinaban y cabildeaban por el control de la población y la eugenesia.

Como editora de Cosmopolitan (1965-97), Brown era un modelo de rol para las mujeres profesionales alrededor del mundo (36 ediciones en otros idiomas). Ella se casó con su jefe a la edad de 37 y permaneció sin hijos. Junto con la activista comunista, Betty Frieden y, la agente de la CIA, Gloria Steinem, Brown perteneció al triunvirato de las ingenieras sociales feministas.

Brown respeta a las prostitutas debido a que la prostitución es su modelo para las mujeres. En su autobiografía, “Soy Salvaje de Nuevo” (2000) ella cuenta que en 1941 a la edad de 19 años, formó parte de un servicio de escorts y tuvo sexo con un hombre de 50 años por $5 ($80 hoy en día).

“¿Por qué no me indigné? Estaba un poco, pero no para tanto. Creo que aún entonces estaba siendo realista. Traté de hacer lo que fuera necesario para sobrevivir”.

Ella obtuvo un trabajo secretarial en el entendido de que ella se acostaría con su jefe casado y él “velaría” por ella a cambio. Este arreglo duró unos cuantos años. Ella describe la rutina:

“Después de un cóctel íbamos a mi piso a hacer el amor. ¿Hacer el amor? Eran dos personas copulando nada más. Él parecía estárselo pasando bien. Yo aprendí a fingir y bastante bien”.

La excusa de Brown es que ella estaba ayudando a una madre y una hermana inválida que tenía en Arkansas. (Las prostitutas generalmente no nacen en cuna de oro).

Ella se lamenta que jamás obtuvo la retribución financiera prometida: “Necesitaba que alguien me dijera cómo tratar a un hombre en esta situación, cómo halagarlo, mimarlo y todo. Debería de haberlo hecho mejor”.

Helen Hurley Brown se convirtió en esa persona. Ella le enseñó a las mujeres a transformar el sex appeal en ganancias y manipulación. Ella ayudó a transformar la naturaleza femenina de amor y devoción en una depredación calculada.

Aquí describe ella cómo hizo para casarse con su esposo.

“Haces que muerda el anzuelo. Encantador, delicioso, sexy, tienes que engancharlo tan bien que no pueda zafarse sin sufrir un dolor severo, por ej.: no puedo vivir sin ti. Entonces cierras el trato y das tu ultimátum. Tuve que dar el mío dos veces”.

Mientras que Brown afirma que fue leal, ella piensa que el adulterio está bien. La esposa del hombre es la culpable si el cae. El sexo, dice Brown, “es un sentimiento físico”, “se siente bien, una de las mejores cosas que tenemos” no tiene que sujetarse a un “imperativo moral”.

Sofocar la necesidad sexual puede conducer a “tics, tensión o depresión” y conllevar a una “canita al aire”. Pero, como toda madame experimentada, ella advierte “nunca duermas con alguien que tenga menos dinero o más problemas que tu”.

Los romances de oficina e incluso dormir con el jefe no representan ningún inconviente siempre y cuando seas discreta. Ella aconseja a sus lectores a que hagan “lucir bien” al jefe, permitiéndole llevarse el crédito por su trabajo y no quejarse por laborar horas extra.

El feminismo, según parece, ha sacado a las esposas y a las madres de sus familias y las ha puesto a trabajar para las empresas. En lugar de servir a sus esposos e hijos que las aman, las mujeres ahora deben obedecer a los jefes quienes pagan por sus servicios y despedirlas cuando hay recesión.

Según el punto de vista de Brown, si un esposo amoroso provee a su devota mujer, ella es un “parásito”. Pero si ella es una esclava o puta corporativa, entonces la califican de “independiente” y “liberada”.

Esta cita de la crítica de una nueva biografía reitera la oposición de Brown al matrimonio y a la familia: “Cuando ‘Sexo y la Chica Soltera’ salió a principios de los 1960s, lo más chocante, era la actitud factual de Brown hacia las relaciones con hombres casados”.

El feminismo es una excusa para prostituirse:

“Ella recomendaba a sus lectoras que se aprovecharan de la situación, ordeñando a un culpable y agradecido amante casado para obtener regalos, dinero y avanzar en la escalera corporativa, lo cual Brown apreciaba como una recompensa justa por el hecho de que los hombres reciben mejor salario que las mujeres y se quedan con los mejores puestos laborales”.

FAMILIA vs. FEMINISMO: LA LÍNEA DE BATALLA PARA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

El mensaje es que las necesidades sexuales no deben negarse, que la promiscuidad era “cool” y “moderna”, esto fue lo que se inculcó a las mujeres para degradarlas y socavar al matrimonio. El gobierno tiene el fin de remplazar a la familia.

En realidad, las mujeres logran la plenitud a través del auto-sacrificio. Es una calumnia de lo más vil pintar a las laboriosas esposas y mujeres como “vagabundas” y “parásitas”.

El supuesto de que sólo el trabajo a cambio de dinero es lo único que vale, resulta enfermizo. La Élite Financiera desea denigrar la realidad espiritual y personal, la vida privada de la familia y el esfuerzo que esto conlleva.

Brown dice: “Cuando sea que vives de alguien, quieren a alguien más”. Esto realmente no es cierto. Amamos a nuestras madres porque ellas nos sacaron adelante en lugar de convertirse en la empleada del mes. El amor es auto-sacrificio.

Hasta cierto punto, la ambición terrenal en una mujer es un comportamiento masculino e impersonal. Los Estados Unidos está lleno de mujeres frustradas y amargadas y de hombres atónitos y castrados.

El feminismo pretende buscar la igualdad de oportunidades par alas mujeres. De hecho, el feminismo es un sofisticado programa de la Élite Financiera para desestabilizar y reducir la población del mundo destruyendo la heterosexualidad.

Comenzaron el proceso donde la mayoría de las mujeres jóvenes estiman su propia valía según su sex appeal y están dispuestas a tener sexo con tal de ser populares.

Las mujeres de hoy están plagadas de trastornos alimenticios y neurosis debido a que han perdido todo contacto con sus instintos femeninos. Son unas inadaptadas para convertirse en esposas y en madres y llevar consigo las responsabilidades de la vida adulta; erróneamente creen que tener una carrera las hace madurar. Sus hijos son criados por niñeras que no todas procuran el mejor cuido. La relación de los hijos con sus madres es parecida a la se tiene con una tía o con un familiar lejano.

Un comediante una vez dijo: “La virtud de una mujer es mayor invento del hombre”. Helen Gurley Brown y los ingenieros sociales de la Élite Financiera prueban que lo opuesto es también cierto.