Una nueva escuela: ¿Quién es tu jefe? Cuando una chica buena conoce a un hombre, es frecuente que haga concesiones de su vida que parecen insignificantes.
Deja de hacer sus cosas de rutina. Deja de salir con sus amigos. Deja de asistir a su clase de yoga y de jugar tenis los fines de semana. Deja de tener tiempo para hacer lo que hacía cuando estaba “sola”.
Lo siguiente es lo que sí hace:
* Cancela su cita en el salón de belleza… para salir con él.
* Deja de ir al gimnasio después del trabajo… para poder verlo.
* Deja de pasar tiempo con sus amigos… para que él se sienta “especial”.
* Cancela sus planes… porque tal vez él pudiera llamarla.
* No se concentra en la escuela… se pasa el tiempo revisando si recibió un mensaje de él.
* No se concentra en el trabajo… se la pasa revisando su correo electrónico para ver si hay algo de él en la bandeja de entrada.
* Deja su carrera… para fomentar la de él y apoyarlo.
* Deja de tener sueños diferentes a su relación… porque su único sueño es él.
La cabrona no deja de moverse a su propio ritmo. Esto por sí mismo le evita perder el equilibrio como la chica buena que abandona su rutina.
Si permites que se interrumpa tu ritmo, creas un vacío. Después, para reemplazar lo que estás dejando, empezarás a esperar y a necesitar más de tu pareja.
Un ejemplo clásico: Theresa toma clases de salsa dos noches a la semana. Cuando conoció a su último novio, dejó de asistir a sus clases de baile porque a él no le gustaba bailar. También jugaba tenis, pero él no; así que también dejó ese pasatiempo.
¿Parece inofensivo, verdad? No lo es. Está dejando de hacer lo que le gusta. La razón por la que la chica buena deja a un lado estas actividades también habla de su confianza en sí misma. Muchas veces abandona algo porque teme que a él no le guste cómo es.
Además, esta reducción acumulativa de actividades llega a formar un cambio importante de quién es ella. En algún punto el hombre se decepciona porque se da cuenta, antes que ella, que perdió su independencia.
La mayoría de las mujeres están hambrientas por recibir de un hombre algo que necesitan darse a sí mismas.
La chica buena cree que está abandonando algo para recibir otra cosa mejor a cambio.
Cede el control sobre su propia vida. Cuando llega el momento de recibir lo que había esperado, termina decepcionada. Además de quedarse con las manos vacías, acaba agotada.
El hombre no suele darse cuenta de todo lo que abandona la chica buena. Él no hace el mismo tipo de sacrificios porque ella es la que ajusta su vida para estar con él. Después de que deja a un lado toda su vida, ella empieza a exigirle lo mismo a él. Quiere que deje de ver a su familia y amigos. Quiere que pase todo su tiempo libre con ella. Si él va al gimnasio, ella lo quiere acompañar.
Él no siente que la cabrona lo presione tanto, de manera que quiere estar más tiempo con ella, no menos, y la respeta por “tener una vida”. Supón que una mujer le dice a un hombre que no puede salir con él esa noche porque tienen clase de cerámica. Él se rasca la cabeza y piensa: ¿Prefiere ir a su clase de cerámica que estar conmigo? Esto no sólo lo atrae; lo sorprende.
Una mujer se ve más segura ante los ojos de un hombre cuando él no puede alejarla de su vida propia, porque ella está satisfecha con esa vida.
Cuando amas la vida con él o sin él, es cuando él te va a aceptar y valorar por quien tú eres.
Cuando una relación empieza demasiado rápido, el hombre en algún momento va a retroceder para recuperar su necesidad de espacio, y la mujer sentirá que pierde el equilibrio. Es entonces cuando la chica buena parece necesitada, intentando “recuperar” su afecto. Es entonces cuando está saltando por lo aros. Un hombre le pierde el respeto a una mujer que está buscando su aprobación, particularmente si está dando demasiado para obtenerla.
En el momento en que una mujer se esfuerza demasiado para lograr satisfacer los criterios de él, ya bajó el nivel de esa relación.
Mientras la mujer se mantenga en control de sí misma, él va a necesitarla. Cuando un hombre piensa en una mujer que se controla, automáticamente piensa en lo que podría gustarle y en formas de complacerla.
Es más fácil que las mujeres cancelen sus planes. Los hombres no suelen cancelar su “noche con los amigos”. Los hombres no dejan su trabajo ni su sueño ni su comida. (La mayoría ni siquiera deja a sus madres.) De la misma forma, respetan a una mujer que defiende lo que es importante para ella.
Al principio, intenta verlo las dos terceras partes del tiempo que él pide. La tercera parte restante, tienes “otras cosas que hacer”. No te quedes sentada en casa matando ell tiempo esperando su próxima llamada. Recuerda que no se trata de “hacerte la difícil”.
Mantén la cordura. Fuérzate a seguir con la rutina que tenías antes de conocerlo.
Cuando pierdes el ritmo, pierdes el equilibrio psicológico y te vuelves una mujer necesitada.
Ser una cabrona no es exudar cierta clase de arrogancia. Al contrario de lo que los medios de comunicación nos quieren hacer creer, no importa lo “relajada”, “informada” o “engreída” que parezcas. El poder es el control que tengas sobre ti misma. De hecho, cuando una mujer se esfuerza demasiado en parecer “engreída”, por lo general no se está moviendo a su propio ritmo porque se está esforzando demasiado para convencerse de que es más fuerte de lo que en realidad es.
La cabrona se da prioridad a ella misma y no se “derrite” por alguien más. Debido a esto, su NO significa NO, y su SÍ significa SI. El objetivo no es ser desagradable sino tener la habilidad de ser clara. Un hombre va a respetar a una mujer que es clara y directa sobre lo que necesita, y no vacila no cambia de opinión.
Tu verdadero poder está marcado por:
* Darte cuenta de cuál es tu ritmo y moverte así.
* Conocerte y saber lo que vas a aceptar o no.
* Tener la capacidad de tomar decisiones sin justificarte después, y sin que te hagan cambiar lo que siente.
* Tener autocontrol, porque el poder real es el control que tienes sobre ti misma.
Cuando tienes control sobre ti misma, no necesitas ser emotiva todo el tiempo. Cuando tienes ese “sabor”, tú eres la jefa… de ti misma. Irónicamente, en ese momento te conviertes en la jefa… de él.
Saltas por los aros cada vez que haces muy obvio que te estás dando “entera”.
* No hables por teléfono con él durante horas antes de la primera cita. Sé juguetona, sé insolente. Ponte de acuerdo con él para verlo y termina la conversación.
* Al principio, no trates temas profundos. No utilices frases de terapia sicológica como catártico, proceso, disparador, ser dueño de, el niño interior. No seas melodramática y le digas que “quieres hacer un renacimiento de sus dos almas”.
* Si crees en la astrología, no le digas que sólo podrán verse cuando Mercurio esté “girando” alrededor de la Luna, y esté “retrógrado” tres semanas alrededor de Júpiter (con una rápida parada en Plutón para tomar café).
* No le digas que tuviste una “vida anterior”, ni le describas en lo que piensas convertir en la siguiente. Esto lo hará pensar que eres una chiflada.
* Al principio, evita verlo dos noches seguidas. Empieza viéndolo una noche o dos a la semana.
* No lloriquees ni hagas pucheros si él no te llama. Recuerda que de vez en cuando debes hacer que piense en lo que haces cuando no estás con él. Regular el tiempo lo mantiene deseoso y recarga sus pilas.
* Si te lleva a un buen restaurante, no pidas apio “con el aceite y el vinagre aparte”, y después picotees de su plato como un colibrí. No estés tan nerviosa ni tan preocupada por impresionarlo con tus modales en la mesa, Ten apetito por disfrutar la vida.
* No le reveles durante la primera cita lo que estás “tratando de entender” de tu niñez.
* Tampoco intentes arreglar sus defectos. Conozco a una mujer que le compró a un hombre el libro Tuesdays with Morrie (Los martes con Morrie). Ella pensó que el libro lo ayudaría a superar su adicción al trabajo. Demasiado análisis sicológico se vuelve insolente.
* No lo acompañes cuando salga con sus amigos. No quieras convertirte en uno de “los muchachos”.
* No pases por delante de su casa, despacio, con las luces del coche apagadas para ver si está ahí; ni tampoco pases a toda velocidad.
* Si te llama y te pide que vayas a su casa, tarde, cuando regrese de una salida con sus amigos, no salgas corriendo, encantada de la vida, juntando los tacones como Julie Andrews en La Novicia Rebelde.
* No salgas con un hombre que tenga ningún tipo de adicción, esperando “ayudarlo” si asistes a las reuniones de AA con él. Deja que resuelva sus problemas. Si no se puede tratar bien él mismo, nunca te va a tratar bien a ti.
* Nunca lo llames dos veces seguidas, ni siquiera si su contestador se corta antes de que termines de dejarle el mensaje. No le dejes mensajes largos y empalagosos. Mantén los mensajes amistosos, pero cortos y dulces.
* No le mandes dos correos electrónicos seguidos ni le mandes correos sobre “sentimientos”, “problemas”, o “cosas que necesitas y no estás recibiendo”. Si él te envía un correo electrónico, no le contestes treinta segundos después.
* No dejes de comer, dormir o hacer ejercicio. Mantén tu rutina. Si quiere pasar más tiempo contigo del que cómodamente puedes darle, invítalo a que te acompañe en alguna de tus actividades: como pasear al perro o dar un paseo en bicicleta el fin de semana.
* Evita las citas de última hora porque “lo extrañas”.
* No llegues a tu casa, revises los mensajes y lo llames en ese momento. Instálate, toma un baño, cena y relájate. Muévete a tu propio ritmo, y después lo llamas. Él tiene que entender que tienes una vida… todos los días.
* Si estás conversando con él por teléfono y recibes otra llamada, no le digas: “Espera un momento. ¡No cuelgues! ¡Ahora me deshago de quienquiera que sea!” Y cuando recuperes su llamada, no le digas de inmediato quién era la persona que llamaba: “Era el veterinario. A Tigre le duele la oreja”.
* No seas tú la que siempre maneje cuarenta minutos hasta su casa porque él vive solo y tú vives con una amiga. Ve un mapa y fíjate en lo siguiente: hay la misma distancia de su casa a la tuya que tu casa a la suya. Así que no te sientas culpable por hacerlo venir a verte.
* No le pidas afecto. No lo engatuses para recibir su afecto. No le des afecto si él no te corresponde. Si te está ignorando, no te esfuerces más: “Cariño, ¿quieres que te dé un masaje en la espalda?” * No seas esclava del teléfono. No pongas a escuchar el mensaje a una amiga para desmenuzar cada detalle de tu situación. Ve una imagen completa. ¿Él añade algo a tu vida, y te hace sentir bien? (Si no es así, ni siquiera oigas el mesaje y presiona el botón “borrar”).
* No memorices su número de teléfono la preimera semana que salgas con él ni lo llames y cuelgues. Él sabrá que eres tú.
* Si está de mal humor, dale una excusa y vete a hacer tus cosas.
* Sobre todo, esfuérzate en mantenerte enfocada en tu vida. De esta forma, él te seguirá viendo apetitosa.
¿Ahora bien si las mujeres actúan así, qué diablos esperas tu para aprender a SER EL PREMIO? Entre más te lo pienses, más oportunidades seguiras perdiendo enla vida, aquí estamos para enseñarte a ser la clase de hombre que se consigue unabuena cabrona, ¿qué te parece? Fantastico, no! Pues únete YA a SeduceMujeres, ya pasó Enero y todavía sigues como todo un perdedor! No me hagas perder mi tiempo, no estás haciendo nada aquí entonces. Vete y no vuelvas más a esta página. O te conviertes en el PREMIO o te conformas con la primerachica que te haga caso!