Tuve una sesión en Skype con Andrea y Lorenzo. Quienes llevaban casados más de 18 años y tenían dos hijos adolescentes pero su matrimonio estaba estancado.
Cuando le pregunté a Lorenzo acerca de cómo iban las cosas entre él y su esposa, su respuesta fue la misma de siempre: “Bien”. Cuando le pregunté a Andrea, ésta mostró un semblante adolorido. “Las cosas van bien, pero sólo eso. Estoy sola con Lorenzo mucho tiempo y no parece que nos conectemos bien.”
Lorenzo se puso a la defensiva. “Nunca puedo hacer nada que sea lo suficientemente bueno para ti. Siempre estás inconforme con respecto a algo.”
“Lorenzo,” respondió Andrea, “Yo siempre te digo que eres un gran padre y que eres el sostén económico de la familia. Eres una persona buena, amable y afectiva. Pero necesito tiempo y conexión contigo. No lo logro y esto me hace sentir muy triste.”
“No sé cómo darle lo que ella espera de mi. No entiendo qué es lo que necesita.” Lorenzo se veía angustiado y confundido.
Lorenzo accedió a tener una sesión conmigo.
Como muchas de las personas con las que trabajo, Lorenzo había sufrido un severo trauma en su niñez, sin nadie que lo ayudara a manejar esa situación. Su madre murió en un accidente de tránsito cuando él tenía seis años y su padre se sumió en el alcohol. Su salida para enfrentar el abrumador sentimiento de pena, soledad e indefensión fue el de desconectarse de sus emociones y encerrarse en su mente. Él es un hombre brillante que se convirtió en una persona exitosa. Centrarse en el éxito lo mantuvo tan ocupado que no tuvo tiempo de darse cuenta de lo que ocurría dentro de él. Luego, parecía que estos sentimientos habían desaparecido.
Ahora, como adulto, él está totalmente desconectado de sus sentimientos y tiene mucho miedo de abrirse a ellos. La idea de sentir lo que estaba enterrado dentro de él lo aterrorizaba.
Como no se podía conectar con él mismo, con el niño que sufría dentro de él, no se podía conectar entonces con Andrea, y esto era lo más triste de todo. Ella lo amaba pero esto no era suficiente. Ella necesitaba sentir que él estaba conectado con su corazón. Pero él tenía miedo de compartirlo, tenía miedo de sentir el dolor profundo que estaba alojado allí dentro.
Como Lorenzo se preocupaba por Andrea y sus sentimientos, finalmente mostró la disposición de enfrentar su miedo a sentir.
“Lorenzo, para que puedas explorar tus sentimientos debes enfocarte más bien en tu cuerpo y no en tu mente. Ahora, respira profundamente y céntrate en tu cuerpo. Llega a cada parte del mismo. ¿Estás consciente de alguna emoción?”
“Me sentí triste y asustado.”
“¿Porqué estás triste y a qué le temes?”
“Me siento triste porque no sé qué significa conectarme y porque Andrea está triste con relación a esto, y tengo miedo de no poder hacer lo que ella necesita que haga y de que esto esté hiriendo nuestro matrimonio.”
“Lorenzo, ya te ESTAS conectando. Te estás conectando con tus sentimientos y los estás compartiendo conmigo y esto me permite conectarme contigo. Andrea ha dicho muchas veces que quisiera que la dejaras entrar. A esto es a lo que ella se refiere, a lo que estás haciendo exactamente ahora. ¡Lo PUEDES hacer! ¿Cómo te sientes al compartir tus sentimientos conmigo?
“Se siente bien. Pero no sé cómo hacer esto por mí mismo. Nunca recordaré cómo explorar mis sentimientos.”
Le dije a Lorenzo que entendía muy bien todo esto, cuando comencé a practicar el primer paso de la vinculación afectiva profunda (estar consciente de mis sentimientos y responsabilizarme por ellos) fue hace 28 años y también tuve dificultad para recordar que estaba consciente de ellos. Estaba muy consciente de los sentimientos de otros pero no de los míos. Compré un maravilloso gadget llamado MotivAider, que zumbaba contra mi cuerpo de vez en cuando y me recordaba chequear dentro de mí. Lo usé durante casi un año hasta que logré entrenarme para estar consciente de mis sentimientos.
Lorenzo compró un MotivAider y comenzó a practicar. Andrea dijo que en sólo una semana comenzó a sentirse más conectada con Lorenzo.
Con el tiempo, Lorenzo se comenzó a sentir más cómodo con sus sentimientos y pudo abrirse al dolor que había enterrado dentro de sí mismo, con mucho cuidado y compasión por sí mismo. Aprendió que era posible lidiar y hacer desaparecer estos dolorosos sentimientos del pasado, así como sentimientos dolorosos del presente. Aprendió que sus sentimientos guardan mucha información importante con relación a cómo se trata a sí mismo y a los demás y cómo los demás lo tratan a él. Su miedo a sentir se fue curando a medida en que fue aprendiendo de la experiencia aportada por sus sentimientos en vez de huir de ellos.
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